PUERTAS ABIERTAS
Dejo la puerta abierta pero, pese a mis expectativas, nadie entra. Ningún desconocido, ni siquiera un criminal. Esto me inquieta y salgo a la calle. A nadie parece importarle el hecho de que mi casa tenga la puerta abierta y que cualquiera pueda entrar con sólo desearlo. Presiento que alguna terrible conjura se trama en las sombras.
Peor sería pensar que no entran por mí.