lunes, 16 de septiembre de 2024

 GOLPES



El hombre golpea una vez. Dos. Tres. No piensa en lo que sucederá después. En si abren la puerta. Ni siquiera sabe en qué casa está. La puerta, mitad vidrio, mitad madera, permanece imperturbable, como un cuerpo que duerme.

Finalmente, el hombre se marcha. Pasado unos instantes. La puerta se abre y otro hombre aparece. Se dice que ahora sí, ahora se siente listo. Pero suspira y vuelva adentro. Donde nadie podría saber lo que sucede. Lo que le sucede. Lo qué. 

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