RUDE AWAKENING
Despierto, pero no son mis ojos los que se abren. Hay muchos que se levantan y van configurando el día. Mis piernas que avanzan o se quedan quietas. Los zapatos como esfinges que prometen acertijos que nadie podrá adivinar.
La incertidumbre de las medias. La cama que parece desvanecerse como si nunca hubiese estado ahí. Abrir la puerta y estar sin intermediarios en el estómago del asfalto.
A lo lejos, luces y sombras que no parecen diferir en sus siniestros propósitos.
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