UN MOMENTO
Me calma la llegada de los pulmones al aire. La sensación de que están en un lugar donde se sienten cómodos. Que yo ya puedo volver a mis tareas habituales. Que no tengo que preocuparme más del asunto. Sé que más tarde tendré que cargar con las extravagantes ideas de las extremidades, sus quejas acerca de los rumbos emprendidos, pero eso será después.
Ahora, puedo suspirar en paz.
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