PICNIC
Si corro lo suficientemente rápido, ¿podrá alcanzarme mi sombra? ¿Me dirá otra vez que de aquí nadie sale vivo?
Prefiero no correr riesgos. Le doy unos dulces que ella acepta con cierta condescendencia. Le gustaría murmurar terribles presagios, pero no lo hace.
Envoltorios de bombones se amontonan a nuestros pies. La calma antecede a la tormenta, pero también es la única que otorga la sensación de que quizás, sí, se pueda correr más rápido que cualquier fatalidad.
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