EL CICLO DE LA VIDA
Los caballos se sacan de encima a los jinetes y se arrojan sobre el público del hipódromo, los destrozan a dentelladas. La policía se mantiene a distancia, quizás esos hombres de uniforme gastado y pistolas con el seguro puesto siempre supieron que algo así podía pasar.
No tardan mucho en hacer apuestas sobre la cantidad de las víctimas totales. Se le unen los paramédicos, los bomberos, público ocasional que pasa por el lugar.
Las ventanillas del hipódromo rebozan otra vez.
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