AFUERA
Todo queda afuera. Cada objeto o cada sentimiento queda allí, para el que lo encuentre, justo en el patio. Pueden llevárselo. Ya no lo queremos.
Somos gente sencilla, una vida miserable por vez. Nada de amontonar karma y llenar heladeras convocando a la suerte. Sí, siempre existe algún nostálgico que dispara desde el techo cuando alguien le quiere arrebatar un recuerdo. Pero son los menos.
Sacarnos lo que fuimos es un trabajo fácil, del que casi cualquiera sale ileso.
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