EL QUE SE CONOCE A SÍ MISMO
Volví al principio de la calle y encontré un tipo que era yo y que venía a buscarme y ambos nos detuvimos y nos preguntamos ahora qué, porque hay que tener un propósito, algo que hacer más que ponerse las manos en los bolsillos y decir que el clima es una barbaridad.
Podíamos haber optado por la civilizada ignorancia de retirarnos cada uno por su lado, pero optamos por un duelo de pistolas, pensando que lo teatral es una buena manera de irse.
A público vacío, sin embargo, nos batimos sin honor, errando los tiros de puro cobardes que soy.
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