RECLAMAR LO QUE ES DE UNO
Todos los días el espectro hace su aparición en la casa. Permanece allí unos momentos y luego desaparece hasta el día siguiente. El dueño de la casa, espectro también, se queda sentado en su sofá, sin pagar la deuda que le es reclamada y se desvanece en la avaricia de los siglos que, según parece, continuará por siempre.
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