ANALISTA DE LO IMPORTANTE
El perro que muerde su propia cola puede alcanzar la iluminación en ese mismo instante, pero es muy común que un ladrido involuntario lo devuelva a su estado de ignorancia habitual.
Es fácil comprenderlo desde afuera, sentado a la mesa de un café, tomando un té que ya se enfrió, con unas tostadas a las que la manteca no logra adherirse nunca.
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