domingo, 15 de septiembre de 2024

 ANALISTA DE LO IMPORTANTE



El perro que muerde su propia cola puede alcanzar la iluminación en ese mismo instante, pero es muy común que un ladrido involuntario lo devuelva a su estado de ignorancia habitual.

Es fácil comprenderlo desde afuera, sentado a la mesa de un café, tomando un té que ya se enfrió, con unas tostadas a las que la manteca no logra adherirse nunca.

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