EL CARTERO QUE NO GOLPEA NI UNA VEZ
Toda primera vez es la segunda. Pero es que nunca recordamos lo que pudo haber pasado o lo que pasó o lo que pasará. Confiamos en el tiempo, como una debilidad, como una forma de no tentar demasiado a la suerte.
La tercera quizás sea la vencida, pero no nos encontrará. El cartero se quedará inmóvil, con sobres vacíos, con perros ladrándole a la nada.
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